Gr.·. Log.·. de Estado, Sob.·. e Ind.·. "El Potosí"

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sábado, 21 de noviembre de 2009

La Revolución Mexicana

La Revolución mexicana fue la primera revolución social y política del siglo XX, que inició en 1910 y terminó oficialmente en 1917 con la promulgación de la Constitución de 1917, si bien hubo conflictos intestinos y rebeliones armadas hasta la década de los treinta. El movimiento armado inició como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Dí­az, quien se mantuvo bajo una dictadura por 39 años.

Antecedentes

A pesar de que se considera que la Revolución inició con el levantamiento de Francisco I. Madero, durante el mandato de Porfirio Díaz, hubo diversas sublevaciones de personas que pertenecían al antiguo régimen del porfiriato; sin embargo estas fueron intentos de golpe de estado, sin que hubiera realmente una ideología de cambio político, social o económico.

Algunas de las más importantes fueron:
1876: Mariano Escobedo
1877: Pedro Valdés
1878: Lorenzo Hernández, Javier Espino
1879: Miguel Negrete, Manuel Carreón, Francisco A. Nava, José del Río.

Desde principios del siglo XX, hubo un cambio en la conciencia política de México; muchos mexicanos consideraban que era necesaria una participación del pueblo en la vida política de México, y estimaban urgente que se emprendieran reformas sociales en el país. Fue hasta 1901 cuando surgieron los llamados Clubes Liberales, en los que se agruparon jóvenes y políticos de tradición liberal jacobina. En ese mismo año se celebró el Congreso Liberal en San Luis Potosí promovido por Camilo Arriaga a través de Club Liberal “Ponciano Arriaga”.

Durante 1902 y 1903 se llevaron a cabo múltiples protestas contra la reelección de Díaz, que fueron violentamente reprimidas. Una de las acciones más destacadas fue la pancarta con la leyenda "La Constitución ha muerto..." en las oficinas del periódico El hijo de El Ahuizote. La libertad de prensa y asamblea, garantizadas en la Constitución de 1857 fueron suprimidas, además de que las condiciones de miseria y explotación de obreros y campesinos eran perpetuadas por las concesiones a empresas extranjeras, latifundios y tiendas de raya fomentadas durante el Porfiriato.

Un grupo de liberales, entre los que se encontraban los hermanos Flores Magón, comprendieron que Díaz no dejaría la presidencia a través de una derrota electoral. Este grupo consideraba que la dictadura se sostenía por la fuerza de las armas y sólo por la fuerza de las armas podría caer. Por esta razón, cuando los liberales salieron de la cárcel en 1904, y se exiliaron en los Estados Unidos, se crearon dos tendencias: una que proponían reformar sólo las estructuras políticas y otros buscaban estallar la revolución social; estos últimos comenzaron a organizar en 1905 el Partido Liberal Mexicano (PLM) que hizo público su programa al siguiente año en San Luis, Missouri.

En 1906 comienzan a organizarse las primeras insurrecciones promovidas por el PLM contra la dictadura de Porfirio Díaz. El PLM programó un levantamiento armado para el 16 de septiembre de ese año , en el aniversario de la Independencia de México, sin embargo la sublevación fue descubierta por la policía porfirista y detectives estadounidenses de la Agencia Pinkerton, contratados por el gobierno de Díaz. A pesar de que el levantamiento armado general fue postergado, en ese año acontecieron sucesos que después fueron considerados precursores del levantamiento de 1910:

  • 1 de junio: Huelga de Cananea en Sonora contra la "Cananea Consolidated Copper Company", reprimida con un saldo de 23 muertos y 22 heridos, más de 50 personas detenidas y cientos de desplazados.
  • 1 de julio: Programa del Partido Liberal Mexicano difundido en el periódico Regeneración.
  • 30 de septiembre: Rebelión de Acayucan, Minatitlán y Puerto México, Veracruz, reprimida por el ejército.

El periódico Regeneración de los Flores Magón

En los Estados Unidos y varios Estados de la República, los miembros del Partido Liberal Mexicano aumentaron sus actividades públicas y clandestinas, volvieron a editar periódicos como Regeneración –que llegó a imprimir hasta 28.000 ejemplares – y formaron sociedades secretas para preparar e incitar la lucha armada. Las ideas de este partido inspiraron varios rebeliones, tales como el estallido de la Cananea, Sonora en 1906; el asalto a la Aduana de Nogales, así como los actos de rebeldía que aparecieron también en 1906, en Jiménez, Coahuila; la Acayucan, Minatitlán, Puerto México y Chinameca en Veracruz y de levantamientos armados en varios sitios de Coahuila y Chihuahua, seguidos de la rebelión obrera de Río Blanco en 1907.


En el campo de la cultura destacó, el Ateneo de la Juventud, que a partir de 1908 emprendió una labor crítica contra el positivismo educativo implantado desde Benito Juárez y sostenido como doctrina oficial por el Porfiriato. El Ateneo se rebeló igualmente contra lo que consideraba limitaciones al desarrollo de la personalidad humana. Militaron en él hombres de la generación anterior como los poetas Luis G. Urbina y Enrique González Martínez, y de la nueva promoción: Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes Ochoa, Julio Torri, Jesús T. Acevedo, Alfonso Cravioto y Ricardo Gómez Robelo.

La Entrevista Díaz-Creelman

Las ideas de reforma y cambio político encontraron un fuerte impulso cuando Porfirio Díaz fue entrevistado por James Creelman, redactor del Pearson´s Magazine, en marzo de 1908. En dicha entrevista Díaz le expresó al periodista norteamericano que, en su opinión, el pueblo mexicano ya estaba apto para la democracia, y él prometía retirarse a la vida privada una vez que concluyese su período de gobierno en 1910:
“He esperado con paciencia el día en que el pueblo mexicano estuviera preparado para seleccionar y cambiar su gobierno en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin perjudicar el crédito nacional y sin estorbar el progreso del país. Creo que ese día ha llegado. Si en la República, agregó, llegase a surgir un partido de oposición, lo miraría como una bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo lo acogería, lo apoyaría y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente demócrata…”.

La entrevista provocó distintas reacciones. Algunos mostraron un gran interés en la posibilidad de unas elecciones, mientras que otros creían que el presidente quería provocar una corriente favorable a su causa que le permitiera seguir en el poder, e incluso algunos creían que la entrevista era una trampa que Díaz había tendido a sus enemigos.

El Partido Liberal Mexicano continuó su intento por organizar la lucha armada para derrocar a Díaz; en el verano de 1908, incursionaron grupos armados en los poblados de Viesca, Las Vacas (hoy Acuña) en Coahuila y la aduana de Puerto Palomas (Chihuahua) en Chihuahua. Pero volvieron a ser derrotados.

Surgimiento de Partidos

Después de que se anunciara la posibilidad de un cambio político surgieron 2 grupos principales de tendencia revolucionaria: el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Democrático, mientras que los grupos de tendencia porfirista, como el Partido Nacional Porfirista y el Partido Científico optaron por reorganizarse para actuar mejor ante la inminencia de una campaña electoral. Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud fue el Partido Reyista.

En el Partido Democrático se encontraban personas que encontraban preferible que Porfirio Díaz siguiera al frente del poder, pero creían que era necesario que se buscara un candidato distinto a Ramón Corral para la Vicepresidencia de la República, como lo manifestaron en abril de 1909; sin embargo este partido no alcanzó la popularidad necesaria y fue disuelto. Ante esta situación, el Partido Científico presentó como Candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, a Porfirio Díaz y a Ramón Corral, respectivamente.

En mayo de 1909 estaba funcionando ya el centro Antirreeleccionista, en cuyas filas se hallaban personas que poco más tarde iban a tener una importante actuación política, tales como: Francisco I. Madero, Emilio Vázquez Gómez, Toribio Esquibel, José Vasconcelos CalderónJosé Vasconcelos]] y Luis Cabrera. El primero de ellos, Madero, ya se había hecho célebre para entonces, debido a la publicación su libro titulado “La Sucesión Presidencial en 1910”, en el que hizo un estudio de la situación política mexicana, con cierto criterio revolucionario.

El Partido Reyista, sin tener propiamente un programa doctrinal completo, comenzó a trabajar para presentarse a las elecciones con dos candidatos: el General Porfirio Díaz para la presidencia y el General Bernardo Reyes para la Vicepresidencia, sin embargo Porfirio Díaz lo comisionó con un pretexto de tipo militar para ir a Europa, dejándolo fuera de la escena política. El Partido Reyista se disolvió y sus miembros formaron el Partido Nacionalista Democrático, que participó junto con el Partido Antirreeleccionista, en la Convención Nacional Independiente, que tuvo lugar en la Ciudad de México en abril de 1910.

Para dar impulso y vigor al partido y a la Convención, Francisco I. Madero realizó una gira por algunos Estados de la Nación, lo que logró despertar entusiasmo en algunos y aumentó el número de integrantes de la Convención. Una vez instalada plenamente, se puso a discusión el tema de las elecciones y se resolvió presentar como candidato a la Presidencia de la República a Francisco I. Madero, y como candidato a la Vicepresidencia a Francisco Vázquez Gómez, antiguo médico de Porfirio Díaz, de quién se había distanciado políticamente para entonces. Al mismo tiempo que se lanzaba esa fórmula de Madero-Vázquez Gómez, los convencionistas elaboraron un programa que iba a servir como bandera de lucha, y en la cual los principios de “no reelección” del Presidente y de los Gobernadores, y de “Sufragio efectivo”, eran esenciales.

Plan de San Luis

En su calidad de candidato a la Presidencia de la República, Francisco I. Madero realizó una nueva gira política por la República, despertando un gran entusiasmo a favor de sus planteamientos de oposición al régimen de Porfirio Díaz, enfocadas a lograrlo no por la violencia, sino por la participación de los ciudadanos en las elecciones. El gobierno se alarmó a la vista de tal situación y aprehendió a Madero, acusándolo de delitos de ultrajes a la autoridad y de intento de rebeldía en Monterrey, conduciéndolo después San Luis Potosí para que se siguiera el proceso correspondiente; su defensa logró que saliera libre bajo caución, con la condición de que no abandonara la ciudad. En este ambiente tenso tuvieron lugar las elecciones a mediados de 1910, en las que se presentaron diversas irregularidades y resultaron electos Porfirio Díaz y Ramón Corral, que ocuparían los cargos de presidente y vicepresidente respectivamente para el periodo 1910-1914.

Al darse cuenta de que una solución pacífica era imposible, Francisco I. Madero, dispuesto a iniciar un levantamiento armado, se fugó de San Luis Potosí hacia San Antonio, Texas, donde proclamó el Plan de San Luis, el 5 de octubre de 1910, en el que declaró:

“Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República, mientras el pueblo designa conforme a la ley a sus gobernantes”.
Acto seguido, señaló en el artículo 7 de dicho plan, “El 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”. Ese día, sin embargo, prácticamente no sucedió nada, a excepción del levantamiento por parte de Toribio Ortega y un grupo de 60 caudíllos en Cuchillo Parado, Chihuahua el día 14 y en Puebla el día 18. El resto de los brotes rebeldes estallaron en los días subsiguientes.

La lucha armada

El gobierno porfirista se apresuró a acabar con los centros Antireeleccionistas que más peligro implicaban, tomando disposiciones en contra de dichos centros en la Ciudad de México y Puebla de ZaragozaPuebla. En esta última ciudad, se recibieron informes de que en la casa de Aquiles Serdán, quien encabezaba a los antireeleccionistas, se encontraban individuos con armas, por lo que la policía se aprestó a hacer un cateo el 19 de noviembre de 1910. Sin embargo, cuando los gendarmes llegaron se les hizo fuego, muriendo en el acto Miguel Cabrera, Jefe de la Policía en Puebla, y prolongándose el tiroteo por mucho tiempo lo que hizo necesaria la intervención del ejército para sitiar la casa y ocuparla finalmente.

El 20 de noviembre de 1910, según lo planeado, Madero cruzó la frontrera entre Estados Unidosy México para iniciar la revuelta en Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras, Coahuila), pero no tuvo éxito y le fue preciso regresar a territorio estadounidense. A pesar del aparente fracaso, durante las semanas siguientes cambió el panorama y la revuelta comenzó a extenderse a lo largo de la República Mexicana, mientras que se hacía notar la influencia de los Estados Unidos, que favorecieron al maderismo al movilizar veinte mil soldados hacia la frontera mexicana para "mantener la neutralidad", y enviar barcos de guerra a distintos puertos mexicanos del Golfo, creando una presión para el gobierno porfirista.

Entre los jefes rebeldes que se lanzaron a la rebelión en ese entonces, pueden mencionarse los siguientes; Emiliano Zapata, Ambrosio y Rómulo Figueroa, y Manuel Asúnsulo en Estado de Morelo Morelos; Salvador Escalante y Ramón Romero en Michoacán y Jalisco; Gabriel Hernández (militar)Gabriel Hernández en Estado de HidalgoHidalgo y Pascual Orozco en Chihuahua, entre otros. En Chihuahua (estado)Chihuahua las acciones de Abraham González Casavantes Abraham González fueron determinantes durante los primeros días del movimiento.

A su vez, cuando estalló la revuelta política encabezada por Francisco I. Madero, los Confederación de Grupos del Ejército Liberalguerrilleros del Partido Liberal Mexicano actuaron en forma independiente, sobre todo en los Estados del Norte ya que la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano Junta Organizadora del PLM operaba en el exilio desde Los Ángeles, California.

El PLM consideraba que para mejorar las condiciones de los obreros y campesinos no bastaba derrotar a Díaz y cambiar de presidente. Así, el PLM no aspiraba una revolución política, como Madero, sino una revolución social y sobre todo económica; consideraban abolir el Poder político, no ejercerlo; su objetivo era la autoemancipación y el autogobierno.

Fin del Porfiriato

El ministro de Hacienda, José Yves Limantour, que se encontraba en Europa, regresó a México, vía Nueva York donde los revolucionarios se entrevistaron con él y le entregaron proposiciones para que las pusiera en manos del General Díaz, a fin de llegar a un acuerdo. Limantour, al mismo tiempo, quedó muy impresionado por la actitud hostil del gobierno de Estados Unidos hacia Porfirio Díaz pues le reprochaban al gobierno mexicano la entrada de capital europeo en el país. Una vez llegado a México, Limantour exhortó a Porfirio Díaz a efectuar diversos cambios y reformas políticas al país. Varios emisarios de Díaz se entrevistaron con los rebeldes y se convino un armisticio, pero como no se pudo llegar a ningún acuerdo. Los rebeldes, comandados por Pascual Orozco en el Norte atacaron Ciudad Juárez, que cayó en mayo en 1911, desde allí Madero envió un telegrama exigiendo nuevamente la renuncia de los dos líderes del país.

El 21 de mayo de 1911 se celebraron los Tratados de Ciudad Juárez, entre delegados porfiristas y revolucionarios, en donde se aceptaba la renuncia de Porfirio Díaz y de Ramón Corral después de 30 años de haber gobernado el país. El día 25 renunciaron a sus cargos, marcando el fin del porfiriato. Porfirio Díaz salió de la capital y se embarcó en Veracruz rumbo a Europa, en donde murió el 2 de julio de 1915, en la ciudad de París.

Pese a las diferencias ideologicas, fuerzas del PLM y maderistas, habían cooperado para derrotar a Porfirio Díaz desde 1910, sin embargo al firmar Francisco I. Madero los Tratados de Ciudad Juárez, muchos de los afiliados al PLM se unieron a su causa, y los que no, fueron fusilados, apresados o perseguidos por los maderistas, ahora apoyados por el ejército federal del porfiriato. La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en Los Ángeles no reconoció los Tratados de Ciudad Juárez y continuó promoviendo la lucha armada, con una postura orientada abiertamente al anarcocomunismo, contra todo gobierno, clero y capital.
Entre enero y junio de 1911, la acción más significativa del PLM fue la Rebelión de Baja California, territorio que el PLM tomó con el apoyo de extranjeros socialistas y anarquistas afiliados al grupo Trabajadores Industriales del Mundo en 1911, pero fueron combatidos por los soldados federales —y luego por los maderistas— , quienes los derrotaron finalmente con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos.

El gobierno de Madero

El 25 de mayo de 1911 Francisco León de la Barra, fue nombrado Presidente Interino y gobernó hasta el 6 de noviembre del mismo año. El régimen de De la Barra tuvo dos misiones principales que consistieron en buscar la vuelta de la paz a la nación y convocar a elecciones para la designación de los nuevos Presidente y Vicepresidente de la República.

Madero gobernó como presidente del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913. A pesar de que aparentemente la Revolución había llegado a su fin, se hizo evidente que la paz y el orden estaban lejos de alcanzarse. Madero tuvo dificultades para realizar todos los cambios que había prometido durante la Revolución, tales como la repartición de las tierras a los campesinos; por lo que comenzaron a surguir grupos de insurrectos en diversos lugares de la República. Hubo levantamientos en Chiapas y Oaxaca, en agosto apareció un brote rebelde en Yucatán. Sólo unos días después de que Francisco I. Madero asumiera el poder Emiliano Zapata, que se había rebelado antes en contra de Porfirio Díaz, dio a conocer en Morelos el "Plan de Ayala", en el que se desconocía a Madero como Presidente y se le acusaba de ser un dictador y de no cumplir con los postulados revolucionarios. En ese plan se pedía la devolución de las tierras a los pueblos y particulares a quienes se hubiera despojado; se demandaba la expropiación de la tercera parte de los latifundios para repartirse la tierra correspondiente, y la nacionalización de las propiedades de quienes se opusieron a dicho Plan.
Zapata exigió que se expidiera una ley Agraria, pero Madero contestó que Emiliano Zapata debía rendirse y entregar las armas primero, ocasionando la ruptura entre los dos. En el Plan de Ayala se reconocía como Jefe de la Revolución a Pascual Orozco, y en caso de que éste no aceptara, quedaría como jefe Emiliano Zapata; lo cual, en efecto, sucedió. La lucha se presentó con gran violencia, y aun cuando se lanzaron varias campañas contra los zapatistas, no se pudo acabar con ellos. La situación se complicó aún más, cuando Pascual Orozco, otro antiguo revolucionario, dio a conocer en marzo de 1912 su Plan de la Empacadora o Plan de Chihuahua, en el que también se desconocía a Francisco I. Madero y pedía reformas sociales. El norte de la República fue escenario de nuevas luchas, Orozco tuvo éxito al principio, pues derrotó a Francisco Villa mientras éste lo buscaba, pero fue derrotado al final por el Ejército Federal comandado por Victoriano Huerta y por las fuerzas rurales de Francisco Villa.

La Decena Trágica

Durante esta época México vivió una situación turbulenta. Las fuerzas rebeldes abundaban en forma de guerrilla a lo largo de todo el territorio nacional, el gobierno era atacado severamente por la prensa y mostraba ciertos signos de debilidad. En medio de ese ambiente de desasosiego surgió un nuevo movimiento armado dirigido por el General Bernardo Reyes en la frontera Norte, pero el fracaso que resintió pronto le condujo a rendirse y fue tomado preso. Otro brote de oposición lo animó el General Félix Díaz, sobrino del antiguo Presidente que se sublevó en Veracruz, y que tras algunas vicisitudes fue derrotado y conducido a la penitenciaria de la Ciudad de México.

A pesar de que las tropas federales apoyaban a Madero, algunos militares se comunicaron con los dos presos y organizaron una revuelta que tendría por objeto la aprehensión del Presidente y Vicepresidente, y el establecimiento de una junta revolucionaria para reorganizar el gobierno. Los Generales Félix Díaz y Bernardo Reyes fueron liberados para que actuasen; Reyes se dirigió al Palacio Nacional, pero fue atacado por tropas federales leales y murió; el resto de los rebeldes se apoderaron de un recinto militar llamado “la Ciudadela”, y se atrincheraron en ella.

Niño Soldado

El Presidente Francisco I. Madero designó a Victoriano Huerta como comandante de la Plaza, en sustitución de Lauro Villar que había sido herido en los combates, y llamó a las tropas del General Felipe Ángeles de Cuernavaca, para sitiar la ciudadela y aprehender a los rebeldes.
Esta lucha, que se conoció después como la "Decena Trágica" se extendió del 9 al 19 de febrero de 1913, al final de la cual Huerta abandonó sus deberes y se unió a los sublevados mediante el Pacto de la Ciudadela y aprehendió a Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez, quienes se vieron obligados a presentar sus renuncias ante el Congreso; éste las aceptó por 119 votos a favor y 8 en contra a pesar de estar formado por una mayoría maderista.

Tras la renuncia de Madero se nombró como presidente interino a Pedro Lascuráin, quién había fungido como ministro de Relaciones Exteriores. Su gestión se prolongó de las 10:34 a las 11 de la mañana de aquel día. Durante ese transcurso de tiempo nombró como ministro de Gobernación a Huerta y renunció a la Presidencia, quedando Victoriano Huerta a cargo del poder.

El Gobierno Huertista

El Nuevo Presidente ostentó tal carácter del 19 de febrero de 1913 al 15 de julio de 1914. Fue reconocido por el Congreso, la Suprema Corte de Justicia, los gobernadores de los Estados –menos los de Sonora y Coahuila – y el Cuerpo Diplomático. Sin embargo, el país entró pronto en una etapa de gran conmoción política, por que la rebelión se propagó en contra de Victoriano Huerta, bajo la acción del Gobernador coahuilense, Venustiano Carranza, que, con otras personas, dio a conocer el Plan de Guadalupe de 26 de marzo de 1913, por lo que se desconocía el gobierno Huertista. Carranza, que ya estaba en actitud levantisca contra Francisco I. Madero; desconoció inicialmente a Victoriano Huerta, después lo reconoció como Presidente, pero al no llegar a un entendimiento con éste, se lanzó a una lucha definitiva contra él. Se formó un ejército llamado “Constitucionalista” y Venustiano Carranza quedó como su primer jefe. Mientras tanto Huerta, de conformidad con el Pacto de la Ciudadela, formó un primer gabinete con personajes destacados que le fueron impuestos, y entre los que estaban: Francisco León de la Barra, Alberto García Granados, Toribio Esquibel Obregón, Rodolfo Reyes y Jorge Vera Estañol, entre otros.

Huerta insistió entonces y aún después, en que su principal preocupación era la de que la nación se encauzase por los senderos de la paz, pero de hecho él mismo, por su política de fuerza y de atentados, estorbó el propósito y lo hizo impracticable. Y así, en el curso de 1913, fueron asesinados, el 19 de febrero, Gustavo Adolfo Madero y Adolfo Bassó Bertoliat; el 22 ocurrió lo mismo con Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, para lo cual se les sacó de la penitenciaría donde estaban confinados; y después: Abraham González, Edmundo Pastelín, Adolfo Gorrión, Serapio Rendón y Belisario Domínguez Palencia.

Este último, que era senador de Chiapas, pronunció un discurso en el que condenaba la violencia desatada, acusó a Victoriano Huerta de asesino, lo que, naturalmente, disgustó al régimen, y a consecuencia de él fue asesinado. El Congreso protestó con energía, y Victoriano Huerta dispuso que fuese disuelto y sus componentes aprehendidos y encarcelados. Huerta se deshizo igualmente de su primer gabinete y formó otro con elementos adeptos a él. Persuadido de que era inconveniente para su régimen convocar a elecciones presidenciales, las aplazó. Al fin se decidió a hacerlas, pero el nuevo Congreso las declaró nulas y Huerta continuó en el poder. El Partido Nacional Católico que no quiso prestarse a ser mero instrumento del gobierno, fue disuelto y algunos de sus jefes fueron apresados y mandados a San Juan de Ulúa.

Intervención de Wilson

En el campo internacional, el Presidente de los Estados Unidos, William Howard Taft, no resolvió en definitiva si reconocer o no al gobierno de Victoriano Huerta, y dejó el problema a su sucesor, Woodrow Wilson, quién pronto comenzó a tener una intervención muy acentuada en los asuntos mexicanos. Quiso establecer las normas conforme a las cuales debía resolver la situación, y al efecto mandó a John Lind para indicarle a Victoriano Huerta cuál era el punto de vista del gobierno Estadounidense; pero el Ministro de Relaciones Exteriores de la administración huertista, Federico Gamboa, le indicó en forma terminante que no tenía derecho a inmiscuirse en la política nacional. Wilson se empeñó en prescribir cómo debían ser las elecciones; y continuó su política intervencionista de diversas maneras; entre otras, dispuso la neutralidad oficial de los Estados Unidos en la contienda mexicana, lo cual significaba que no podían venderse armas a ninguno de los dos rivales, ni al gobierno huertista ni a los revolucionarios; pero en la práctica, y mediante disfraces, los revolucionarios si recibían armas que adquirían de algunos norteamericanos. Extremada su actitud en contra de Huerta, que se mostró siempre reacio a admitir sus indicaciones, Wilson puso en marcha una amplia campaña diplomática para impedir que otros gobiernos extranjeros reconocieran la administración mexicana, ni se le concedieran empréstitos. Más aún, cuando la Alemania había vendido casquillos de balas a Victoriano Huerta, Wilson pretextó un ultraje a la bandera norteamericana (Incidente de Tampico), y ordenó que la infantería de Marina norteamericana ocupara el puerto de Veracruz (Ocupación estadounidense de Veracruz), como en efecto lo hizo el 21 de abril del mencionado año, pese a la resistencia del pueblo y de los cadetes de la Escuela Naval Militar. Mediante esta maniobra, el barco alemán Ipiranga, donde venía el cargamento, no pudo desembarcar los materiales para entregarlos a las autoridades huertistas. Como es natural, todo ello favoreció a la causa constitucionalista en gran manera.

Triunfo Revolucionario

Tropas Federales a la espera de Francisco Villa en la Ciudad de Torreón
Las tropas Rebeldes, dirigidas por el Primer Jefe, Venustiano Carranza, se dividieron en tres porciones principales que fueron: el Ejército del Noreste, mandado por el General Pablo González Garza; el Ejército del Norte, mandado por Francisco Villa; y el del Noroeste encabezado por Álvaro Obregón. Poco a poco las líneas de resistencia de los federales se fueron doblegando. González avanzó hasta ocupar Tampico y Monterrey, Villa causó las más serias derrotas a los federales al tomar los estados de Chihuahua, Coahuila y Zacatecas –con hechos de armas sangrientos encabezados por Rodolfo Fierro quién fue el principal culpable de éstos, sobre todo en las tomas de Torreón y Zacatecas-, y Álvaro Obregón que adelantó sus fuerzas por las costas del Pacífico, hasta ocupar Guadalajara a mediados de 1914. La lucha era fuertemente dramática en aquellas zonas, mientras que ardía el Sur con la Rebelión Zapatista. En este ambiente de notable violencia, los gobiernos que formaron el grupo ABC –Argentina, Brasil y Chile- fueron invitados a servir como mediadores entre los rivales mexicanos, y concurrieron para ello a las Conferencias de Niagara Falls, en las cuales los estadounidenses se convirtieron en los voceros de los Carrancistas y señalaron que era indispensable que Victoriano Huerta dejara el poder. En tales términos, Huerta, comprendiendo que su causa estaba perdida, renunció y quedó como presidente el Licenciado Francisco Carvajal, quién ostentó el cargo del 15 de julio al 13 de agosto de 1914, y se esforzó por que hubiera un gobierno equilibrado y se evitara un desastre nacional, pero los carrancistas y los estadounidenses se mostraron intransigentes y Carvajal abandonó el poder. Algunos funcionarios del régimen se entrevistaron con Álvaro Obregón, y celebraron los Tratados de Teoloyucan, en los que se convino la entrega de la Ciudad de México y la disolución del Ejército Federal, que siempre había sido Porfirista.

El 15 de agosto de 1915, las primeras fuerzas revolucionarias ocuparon la Capital, y Obregón quedó como autoridad principal. Este, entre otras cosas, dispuso la ocupación de varios templos y la aprehensión de los sacerdotes del Arzobispado de México para exigirles medio millón de pesos, que no entregaron porque no los había: a resultas de ello, decretó la expulsión de los sacerdotes extranjeros, a los mexicanos los amagó de muerte, y a algunos los envió a Veracruz, quedando libres al final, logrando así oposición con viejos miembros del Partido Católico que presidía Rafael Ceniceros y Villareal. En general, la acción en el área carrancista fue, en muchos sitios antirreligiosa. En Durango, Obregón tomó para así el anillo pastoral del Obispo, cuando este no pudo darle el dinero que se pedía, y se le obligo a barrer las calles. En muchos lugares muchos sacerdotes fueron expulsados o reducidos a prisión, pena de muerte a ellos en San Luis Potosí, cierre de Colegios Católicos, muerte por confesión, quema de confesionarios, esta acción persecutoria, no fue impulsada por Venustiano Carranza, sino por las ideas de Álvaro Obregón, que finalmente serían seguidas por Plutarco Elías Calles, que en ese tiempo ya era General y que originarían la Guerra Cristera. En cambio, en el campo zapatista, no existieron estas persecuciones.

El Constitucionalismo

Desaparecido el régimen Huertista, quedaron triunfantes los elementos revolucionarios, pero no hubo entre ellos paz ni armonía pues entre Venustiano Carranza y Emiliano Zapata no hubo entendimiento, como tampoco lo hubo con Francisco Villa, puesto que Carranza le pedía a Zapata que lo reconociera como presidente y cesara la lucha, Zapata aceptaba siempre y cuando Carranza aceptara el Plan de Ayala, y Villa se encontraba en la misma situación pues estaba dispuesto a reconocer su autoridad siempre y cuando se acepte como objetivo principal del nuevo gobierno la repartición de tierras, pero nada se resuelve puesto que Carranza creía que los hacendados tenían derechos por las leyes y que a estos no era posible quitarles sus propiedades a quienes no tenían derecho, a pesar de no hacer nada ante los robos que los carrancistas hacían para hacerse hacendados revolucionarios. Venustiano Carranza entonces decide enviar a Álvaro Obregón a convencer a Francisco Villa, pero tratando Obregón de atacar a las tropas Villistas por un lado y lograr una alianza por el otro, es descubierto por Villa y este manda fusilarlo, pero Serrano y Raúl Madero evitan que Obregón sea fusilado aceptando las condiciones de Villa y firman un acuerdo, logrando escapar a Chihuahua y a medio camino Villa recibe un telegrama de Venustiano Carranza en donde éste rechaza el acuerdo, Villa persigue a Obregón pero ya no lo alcanza y rompe definitivamente con Carranza.

En esta situación algunos revolucionarios convocaron a una convención, en octubre de 1914, para hallar una fórmula que conciliara los distintos intereses y evitara una ruptura peligrosa entre los triunfadores. Sus primeras secciones tuvieron lugar en la Capital y las posteriores y más importantes, pues englobaron a los 4 combatientes, fueron las que tuvieron lugar en Aguascalientes por lo que se conoce como Convención de Aguascalientes. En la convención se decide invitar a los Zapatistas, con voz pero sin voto, ahí se encuentran por fin zapatistas y villistas que descubrieron ahí sus similitudes. Los primeros 15 días transcurrieron con discursos en donde se exponían los diversos puntos de vista hasta que llegan los Zapatistas a la convención, se estudian los diversos postulados y se aprueba el Plan de Ayala. Pero los convencionistas no sólo obtuvieron el visto bueno de todos los demás pues la unión Villa-Zapata logra mayoría, sino que además convencen a algunos obregoncistas y carrancistas con lo que la división se ahondó al nombrarse por ellos Presidente a Eulalio Gutiérrez Ortiz, un Villista, quién tomó el cargo el 3 de noviembre de 1914 y lo abandonó el 28 de mayo de 1915, en franca oposición a Carranza. Las tropas convencionistas obligaron a Venustiano Carranza a salir de la Capital y tomar el rumbo de Veracruz, en donde logró establecerse y aún disponer de tiempo para expedir unas leyes de particular importancia, como fueron, entre otras, la Ley de Relaciones Familiares, la Reforma del Municipio; la Ley de 6 de enero de 1915, que promovía la reforma agraria; algunas de protección a los obreros y otras. Gutiérrez dejó la Presidencia en pugna con Villa pues le negó toda ayuda a Emiliano Zapata y se pasó al bando obregoncista. Entre tanto, se hizo cargo de ella el General Roque González Garza del 18 de enero de 1915 al 10 de junio del mismo año, quién tuvo el apoyo de villistas y de zapatistas, pero se vio envuelto en multitud de problemas políticos, militares y de abastecimiento de alimento a la Ciudad de México, que sufrió una temporada de hambre por la carencia de bastimentos. Fue sucedido por el licenciado Francisco Lagos Cházaro del 10 de junio de 1915 a enero de 1916, y quién tuvo una autoridad más aparente que real, pues Zapata y Villa, aunque decían reconocerlo, de hecho actuaban por su propia cuenta. Las diferencias entre Villa y los carrancistas se agravaron cada vez más. La lucha tomó caracteres muy vivos cuando Carranza envió a la guerra contra Francisco Villa a Álvaro Obregón, y dentro de ella destacaron los combates en la región de Celaya (Batalla de Celaya) y León, en donde los villistas fueron deshechos por Álvaro Obregón que implementó nuevas técnicas inventadas en Europa, la “Guerra de Trincheras”. Vencidos los hombres de Villa y capturados muchos de ellos, 200 oficiales villistas fueron asesinados con ametralladoras por los carrancistas además de las derrotas en Aguascalientes, Durango y Naco, Sonora que obligaron a Villa a refugiarse en Chihuahua.

Defensa Revolucionaria

Reducido a Jefe de grupos poco numerosos, en Chihuahua, Villa se reorganizó y siguió dando guerra en ese estado como guerra de guerrillas. En octubre de 1915, los Estados Unidos reconocieron como único gobierno al de Venustiano Carranza, pese a que, de acuerdo con las leyes mexicanas el legítimo era el de la Convención de Aguascalientes. Indignado por el reconocimiento, Villa, con 400 hombres atacó la población de Columbus, Nuevo México (Batalla de Columbus) tomándola por unas horas y dio muerte a americanos en Santa Isabel, Chihuahua. Las tropelías villistas dieron lugar a que Woodrow Wilson con el permiso de Venustiano Carranza enviase al suelo Mexicano a una Expedición Punitiva comandada por el General John J. Pershing al mando de 12 regimientos, caballería y fuerzas aéreas que resultó infructuosa porque nunca dio con Francisco Villa, Tropas carrancistas y estadounidenses buscaron al guerrillero por todas partes pero nunca lo encontraron y en las dos batallas que enfrentaron contra los villistas durante los seis meses de búsqueda fueron derrotados en el Parral por villistas y en el Carrizal por tropas carrancistas que no dejaron pasar a las tropas estadounidenses al lugar por mandato. Las Tropas Villistas al mando de Francisco Villa en ese tiempo recuperaron mucha parte de su ejército y volvieron a tomar Chihuahua exitosamente, aunque sólo por momentos.
La Constitución de 1917 y La Presidencia de Carranza

Por ese entonces se convocó a un Congreso Constituyente en la Ciudad de Querétaro, al que concurrieron diputados de todo el país, aunque hay quienes afirman que fueron deliberadamente excluidos los adversarios ideológicos del carrancismo. Los integrantes de este Congreso Constituyente se aplicaron a elaborar la nueva Constitución Federal, que en cierto modo siguió muchos principios de la anterior, la de 1857, aunque en no pocos artículos se introdujeron reformas, o se establecieron principios completamente nuevos, sobre todo en lo referente a la reforma agraria, que impulsó la desaparición del régimen feudal pre-existente y la consecuente distribución de la tierra. Del mismo modo se plasmaron cambios radicales en lo que ve a la protección de la clase obrera. Los aspectos educativo y de la laicisidad del estado mexicano, también fueron introducidos en el texto constitucional. El Proyecto original de la Constitución estuvo redactado por los diputados José Natividad Macías, Félix F. Palavicini, Luis Manuel Rojas, Alfonso Cravioto, Manuel Andrade y Juan N. Frías, pero en el curso del debate, el contenido fue modificado hasta alcanzar su forma final, que fue promulgada el 5 de febrero de 1917.

Entre sus normas fundamentales, pueden mencionarse las siguientes:

El Artículo 1º estableció el otorgamiento de “garantías” o derechos individuales a toda clase de personas.

El Artículo 2 prohibió la esclavitud.

El Artículo 3 estableció la educación laica para escuelas oficiales y particulares.

El Artículo 4 consagró la libertad de trabajo.

El Artículo 5 prohibió los votos religiosos y el establecimiento de órdenes religiosas.

El Artículo 7 prescribió la libertad de imprenta.

El Artículo 24 estableció la libertad de creencias, pero prohibió todo acto de culto externo fuera de los templos o de las casas particulares.

El Artículo 27 estableció el antiguo principio español del dominio de la nación sobre subsuelo. Consagró el reparto de la tierra; y perpetuó la nacionalización de los bienes eclesiásticos y prohibir la existencia de colegios eclesiásticos, conventos, obispados y demás.

El Artículo 39 consagró el principio de la soberanía nacional.

El Artículo 40 señalo que el régimen del gobierno era el de una república representativa, democrática y federal.

El Artículo 49 dividió el ejercicio del Supremo Poder de la Federación en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Federal.

El Artículo 50 indicó que el Congreso Legislativo se formaría por un Congreso con dos Cámaras, una cámara alta y otra baja, es decir, la de senadores y la de diputados.

El Artículo 80 consagró como depositario del Poder Ejecutivo al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

El Artículo 94 puso las bases del poder Judicial de la Federación.

El Artículo 107 consagró el “Juicio de Amparo”.

El Artículo 115 puso las bases del municipio libre.

El Artículo 123 estableció un régimen de protección a la clase trabajadora.

Extracto tomado de: Wikipedia.